miércoles, 29 de septiembre de 2010

Viendo, escuchando y escribiendo ....


Tras una sesión continua de clase siempre me gustó sentarme en las escaleras del Edificio Anaya en Salamanca.

Hace años, allí volví a leer al "Zaratustra" de Nietzsche, leí por primera y única vez "el viejo y el mar" de Hemingway y escribí todas las paranoias posibles en pleno apogeo hippy.

A pesar de las lunas que han cruzado el cielo, el escenario permanece inmutable con sus cigüeñas y sus nidos, sus jóvenes niños pijos, sus catedrales y como no la sempi-eterna escalinata de filología.

Hoy los extranjeros estudiantes de español (el examen de D.E.L.E. se aproxima) se pasean hablando en aleman y francés, los hippies recogen por enésima vez las pelotas y las mazas que se volvieron a caer en el césped, y como no los puretas (con cierto aire macarra) se sientan a unos pasos de mí para lamentarse de que su vida pudiera haber sido mejor de lo que es, de haber sentado la cabeza como hicieron sus hermanos años atrás, que hoy ya tienen amueblada la casa con hipoteca, con mujer y con niños (..).

Entre las múltiples conversaciones que tuvieron y de las que disimuladamente participé de manera muda voy a comentar dos por las que no pude por menos que contener la risa (por lo aniquiladoras que eran).

Los individuos eran tres, y cada uno participó del intercambio comunicativo con una frase:
- Oye, ¿y tú vas a ir a la huelga? -así le cuestiona el primer personaje al segundo.
- Yo nunca he ido a una huelga ... - responde
-!Claro! - añadió el tercero -, tú nunca has trabajado!

Una vez pasado el escarnio, se produjo un silencio, que es roto por el segundo personaje que empieza a divagar y pone la puntilla al mutis añadiendo:
- yo veo cosas en la mente cuando sueño, veo imágenes, (..) pero lo difícil es tener cabeza, manos y herramientas para interpretarlo y llevarlo a la realidad....

Tras este inciso tuve que levantarme y marchar porque de otra manera tendría que haber subido los tres escalones que me distanciaban de ellos para unirme a esa disparatada conversación que era mucho más cabal que la de los estudiantes que me circundaban y que se limitaba a las cervezas que debían tomarse ellos para emborracharse y a la ropa que habían visto ellas en los escaparates....

Otro de los sucesos que esa tarde me causó estupor es una situación repetitiva en mis constantes idas y venidas por esa Plaza, máter de lenguas y latinajos, y es el espanto que produce a las féminas la aparición de una abeja. ¿por qué las chicas gritan cuando la ven?, pero lo más grave es: ¿por qué intentan matarla a base de golpe de bolso tamaño XL sin mirar a dónde dan?

En fin, esa hora que invertí hoy en las escaleras de la Facultad de Filología me hizo sentir un poco perdida como sintióse una vez Gurb al encontrarse en este Planeta.

PS Por cierto, Inesuji, muchas gracias por recomendarme ese libro hace ya unos solticios y equinocios.


2 comentarios:

  1. correcaminos... mick mick!!!
    :-O
    post ni me acordaba
    post nada mi niña, que el post que te acabo de dedicar es anterior a la lectura de este post, que yasca sualidad.
    besos intergalácticos!!!
    mick mick!!!

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  2. jaja! Ole ole y ole!! Besos intergalácticos también de la Cosmic Girl.... Mick mick!!!

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