Muchos días acampadas y acampados al Sol y pensando en por qué hemos estado ahí, y en por qué muchos todavía siguen en ese kilómetro cero.
Huyendo de prácticas políticas- o al menos intentándolo-, criticando lo que no nos gusta y con deseos de una mejora en el sistema; desde el primer día, los acampados y las acampadas, nos hemos dedicado a la práctica política por medio del diálogo al más puro estilo socrático.
Esta ha sido la línea que ha imperado en la comunidad espontánea que, cual Diógenes Laercio, no desea deshacerse de la simplicidad a la que nos hemos acostumbrado.
Huyendo de prácticas políticas- o al menos intentándolo-, criticando lo que no nos gusta y con deseos de una mejora en el sistema; desde el primer día, los acampados y las acampadas, nos hemos dedicado a la práctica política por medio del diálogo al más puro estilo socrático.
Esta ha sido la línea que ha imperado en la comunidad espontánea que, cual Diógenes Laercio, no desea deshacerse de la simplicidad a la que nos hemos acostumbrado.
Muchas horas de observación y escucha, han conformado en mi mente uno de los posibles y múltiples por qués del origen de esta insatisfacción pública generalizada.
Esta acción colectiva es producto del despertar de la ciudadanía ante la gran falacia socio-política -farsa que gobiernos y sistemas políticos- nos han vendido de manera solapada y disfrazada bajo los nombres de estado de bienestar y €uro .
Sin embargo, este despertar resultado de una crisis existencial heredada, que venimos arrrastrando desde hace más de 60 años, no ha sido generado sólamente por la pérdida de la acumulación o generación de parné.
Cierto es que la moneda ha generado en nosotros un alto grado de dependencia, y que la pérdida de la misma ha cambiado nuestra manera de acción;
pero de lo que realmente somos dependientes es de la SEGURIDAD, que nos han vendido como necesaria y vital para poder vivir en sociedad y no en comunidad.
¿Cuántas veces se habla de comunidad, solidaridad y de bien común en política hoy día?
¿No deberían ser estos los leit motiv de cualquier movimiento representativo y de cualquier grupo de individuos organizados bajo un mismo paraguas de convivencia?
Así pues, hemos reaccionado ante la pérdida de esa seguridad, droga que nos ha sido inoculada lentamente.
Y ahora, a pesar de la carencia de ella, sobrevivimos manteniéndonos a flote en esta crisis que se ha transformado en una crisis de seguridad. Nuevo marco de una sociedad en la que el trabajo escasea, los precios han subido y las nóminas han bajado, tras convencernos -los que están arriba- de que la mejor opción en esta sociedad era comprar.
Ante tal manipulación, finalmente sucumbimos y, tras creer que nos tenían donde querían, de repente nos mudamos a Sol.
¿Qué ha pasado?
Nos ha costado más de un siglo interiorizar y reaccionar ante lo que en La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo, Max Weber nos decía.
España, ceñida y fiel a su idiosincrasia, amuermada mientras era testigo de las revoluciones que acontecían en los países vecinos, nunca había tomado una iniciativa como la que ahora está protagonizando.
Hemos despertado porque no tenemos nada que perder, la seguridad ha desaparecido y nos queda lo que cualquier animal tiene por naturaleza: SOBREVIVIR; sobrevivir con la seguridad de que no HOY no moriremos aunque no sepamos qué tendremos mañana.
***
El rito iniciático de construcción estructural de la acampada ha sido piedra angular generadora de energía y espacio de puesta en común de un sentimiento cargado de inconformismo e indignación.
Sin embargo, ahora debemos movernos en retirada física, y cultivar coherente y racionalmente esa indignación para crear y resistir. Citando a mi querido amigo Vidal, hay que marcar desde ya, un nuevo momento: el de "divide y vencerás", para llegar a convertirnos en una fuerza sólida con capacidad de enfrentarnos de igual a igual con los que llevan más tiempo.
Es momento de desarmar el grueso de Sol; transformarlo y focalizar todas nuestras energías -que merman tanto por el cansancio físico como mental- en programar acciones .
Y atención, no hablo de abandono sino de transformación.
¿Qué quiero decir con esto?
Como participante y observadora del proceso constructivo, sobra decir que el crecimiento de la acampada y del movimiento ha sido sorprendentemente rápido y brutal.Y si hemos sido capaces de hacer algo tan complejo , ¿qué no podremos hacer con las ideas?
***
Por ello me permito la licencia de hacer una inferencia crítica deconstructiva-constructiva.
Las energías dispuestas en la creación de una estructura -que era hasta cierto punto necesaria-, ha acabado siendo desmesurada por cuanto se ha logrado una imitación mejorada de un sistema que estamos criticando .
Y considerando, particularmente, que de lo que se trata no solo es de aguantar sino de construir, debemos centrar nuestra atención y nuestras sinergías en la preparación de acciones públicas y declaradamente políticas -pacificas, inteligentes y creativas para desmarcarnos- para adelantarnos a unos políticos con picardía y experiencia que van a actuar en cualquier momento.
Si queremos mantenernos en el ámbito del vox populi debemos empezar a materializar esas ideas básicas que ya han sido aceptadas en asamblea ,como por ejemplo, poner en marcha propuestas de referéndum para el cambio de este sistema, ¿por qué no exigir como ciudadanos con derechos -y no sólo deberes- que se cubran unas necesidades básicas que nos son denegadas?
Debemos ser pícaros, inteligentes, listos porque con la inocencia y un corazón revolucionario con deseos de un mundo mejor no es suficiente.
Por eso para empezar debemos evitar convertir esta acampada en una ocupación. Hay que pasar de la desobediencia civil a la acción civil.
***
Esta crítica lejos de ser negativa ha encontrado su mejor respuesta estas dos últimas semana en la promoción y formación de las Asambleas de barrio.
Tomar las plazas y reciclarlas devolviéndole su función original es el primer gran paso para la reorganización de la plataforma de los indignados.
En las plazas se vuelve a debatir, se vuelve a crear pero sobretodo, se defienden los derechos y los deberes de los ciudadanos mediante la acción civil. Volvemos a hacer política tras haber hecho un trabajo de hermenéutica, tal como un día defendiera Hannah Arendt en su obra ¿qué es política? , hemos liberado de prejuicios el concepto de política y ya estamos casi listos para inaugurar una nueva época que me gusta definir no con el adjetivo de "democracia real "sino como "política real".
Una política diferente para un cambio que funciona.
NO TENGAMOS MIEDO, NI A LAS PALABRAS,
NI A LA POLÍTICA BIEN ENTENDIDA.
NI A LA POLÍTICA BIEN ENTENDIDA.
Somos creadoras y creadores de un nuevo movimiento representativo ciudadano con capacidad y fuerza suficiente para eliminar los malos hábitos de un entorno político rancio e interesado, en el que se ha menospreciado al ciudadano como componente central de lo político.
Nosotras y nosotros no somos parte del sistema: nosotras y nosotros somos el sistema mismo, y por ello tenemos el poder de la transformación mediante la práctica comunicativa y la solidaridad , poniendo en común intereses y dando solución a las necesidades.
Otro mundo es posible porque otra política es posible; el deseo del cambio se ha gritado: ahora somos conscientes de nuestra temporalidad y de nuestra historia, y no estamos conformes: ¡ estamos indignadas e indignados ! .
Llegó el momento de que demos fin a esta crisis de identidad, conformando una nueva; plural y firme que nos defina como individuos, comprometidos, interesados, preocupados y libres.
0 Comentarios:
Publicar un comentario