lunes, 24 de enero de 2005

No un sábado cualquiera.

Los sábados pueden ser de muchas maneras:
- caseros, es decir, tirados en el sofá delante de la La 2;
- más caseros (aún): tumbados en el sofá con la peor cami-saeta del mundo hinchándote de 1000 guarrerías imaginables (dulces y/o saladas) y viendo La 1ª;
- o más interactivos (me explico) : “tirados” en el sofá de un garito disfrutando de quien de vez en cuando sale del huevo daliniano, o escuchando a los Kinks mientras se huele a limón y se contemplan alcantarillados de papel a la luz de un farol.
La nocturnidad del sábado pone a tus pies la gula y la lujuria de la observación.
Las posibilidades –múltiples- se suceden sin apenas planearse, lo mismo en Estambul que en "la Ciudad del Arte".
De todo ello sólo es culpable “the great pretender”: La Ciudad Fractal, la que aparentemente aristotélica, ha resultado poseer un fuerte espíritu epicúreo.

2 comentarios:

  1. Creo que ya lo comentamos el día que nos conocimos personalmente.
    La Ciudad Fractal te resultó aristotélica a priori, pero eso es sólo una de las capas de la cebolla o uno de los lados del poliedro, como prefieras. Sumérgete y desentraña.

    ResponderEliminar
  2. ...es evidente que la primera impresión en muchas ocasiones no es la que cuenta... así que estoy dando contínuas oportunidades a espejismos madrileños... a todo tipo de oasis y la verdad es que continuaré haciéndolo porque me da la impresión que la ciudad empieza a cautivarme sutilmente .. ;)

    ResponderEliminar