miércoles, 18 de mayo de 2011

Madrid toma la plaza. Un día en el Ágora. Crónica visual #nonosvamos

Haciendo un ejercicio de filosofía práctica conociendo -considero bastante bien- la sociedad en la que vivo, me permito la licencia de afirmar que estamos ante una revolución. Una revolución que quizás no cambie el curso del mundo, pero sí el de la vida política y social de un país durmiente, marcada por los ires y venires de unos irresponsables que han dejado el país en manos del mercado nacional y del mercado europeo.

Una reaccion así de un pueblo, era lo menos que se podía esperar, pero parecía que las iniciativas nunca acababan de cuajar.

Podría pecar de idealista y romántica escribiendo una entrada sobre las maravillas de formar parte de una revolución espóntanea, en un país como España; un país donde la juventud abotargada ha permanecido imberme ante los sucesos políticos que, se han acontecido ante nuestros ojos de manera aséptica en los últimos años; pero no voy a caer en lirismos y

voy a atreverme a definir este movimiento indelibelirado como un levantamiento popular esperanzador, que poco tiene que ver ya con el iniciático movimiento, con vinculación política #democraciareal, porque ahora ya se ha transformado en #democraciapráctica, un espacio político sin políticos.

Un grupo de gente hetereogéneo, que de manera libre y voluntaria, se ha unido de manera espóntanea y natural, haciendo alarde del contenido de una definición aristóstelica que nunca había aclamado con mayor orgullo como el de ahora :

"El ser humano es un ser social por naturaleza, y el insocial por naturaleza y no por azar o es mal humano o más que humano... La sociedad es por naturaleza y anterior al individuo... el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la sociedad, sino una bestia o un dios."

Así pues, después de una larga jornada trabajando codo con codo y en equipo, poniendo ideas en común y coordinándonos, con personas con las que en otras situaciones de la vida cotidiana podríamos tener poco o nada en común, hemos construido una red de relaciones y de trabajo tan eficiente como eficaz.

Todo ello, ha conseguido convencer a una persona escéptica, ante ciertas actitudes humanas -como yo- , de que hay que tener esperanzas en una sociedad y en un país que, parecía consumido por las llamas de la especulación, donde las cenizas del materialismo y la comodidad de un falaz estado de bienestar se habían convertido en la sala de estar del paisano español.

El cambio es posible, la indignación ha marcado el punto de inflexión, la indignación ha incendiado corazones, espíritus y mentes adormecidas lo suficiente como, para que gritemos todos con una misma voz: "no nos vamos, que se vayan ellos". Así que sigamos indignándonos.

Sin duda, esto no ha sido una manifestación cualquiera, es una revolución, no tanto como sinónimo de cambio radical, sino como inicio del mismo, del cambio de una actitud, que es más importante. No es una victoria ganada pero sí es una partida a favor que se creía perdida.

Porque antetodo no debemos olvidar el pasado. Somos hijos de una Transición que fue práctica política pero no fue fruto de un ejercicio democrático. Y es por eso que, lo que hagamos marca la diferencia.

Sucinta crónica de lo que allí vi. Puerta Del Sol.

Buenos días, amanece en Madrid y Carlos III vigila. Son las 07:30 h.


La actividad a esas horas sigue sin cesar tras la noche.


Algo que no falta en la iniciativa, es la organización y la voluntad en todo momento. Limpieza a las 08.30 h.


Prácticamente todos los medios hicieron acto de presencia a lo largo del día, aunque fuera de manera puntual .


Colocación de toldos a lo largo del día para cada una de las comisiones. Confección de cartelería y organización de necesidades y prioridades en el campamento.



Jaimas al Sol.


En Asamblea 13:30 h.


Chubasco y control policial. Previo a la concentración 18.45 h.





Concentración 20:15 h.


Comisión de comunicación 20:30 h.

Desde el tendido observando.


Ya nadie quiere pasar por el aro.

Atención, no siempre somos nosotros los que miramos.

Enlace

No sueña el que quiere, sino el que puede.

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